Los últimos estudios sobre salud bucal en España apuntan que alrededor de un 85% de los adultos españoles de más de 35 años presentan algún problema relacionado con sus encías. Un elevado número de la población que contrasta, en exceso, con la escasa conciencia existente acerca de las enfermedades bucales, ya que, según una encuesta de Key-Stone realizada el año pasado, el 49% de los españoles desconocen qué es una periodontitis.
Nuestras encías nos ‘hablan’. Y cuando sangran están avisando de que puede ser un signo de gingivitis. Por ello, es importante detectar a tiempo que algo no está funcionando en nuestra boca para prevenirlo, combatirlo y ponerle freno si no queremos que evolucione hacia situaciones más delicadas como una periodontitis, cuando el daño se ha extendido más allá de las encías y afecta a los tejidos de soporte del diente siendo irreversible.
Así, debemos seguir ciertas pautas para mantener sanas nuestras encías y tratar de que estas no sufran para disfrutar de una buena salud bucal.
Cepillarse bien los dientes. Existe, por norma generalizada, un mal hábito a la hora de cepillarse los dientes. Las prisas, el desconocimiento y la poca concienciación pueden jugarnos una mala pasada. Debemos asegurarnos de cepillar todas las superficies de los dientes, tanto la frontal como la trasera y la zona de masticación. Un truco que puede servirnos es dividir los dientes superiores en izquierda y derecha y los inferiores de la misma manera, para así completar los dos minutos necesarios en el lavado dental.
Hilo dental y cepillos interproximales. Más allá de un correcto cepillado, debemos tener en cuenta que las zonas entre los dientes no tienen un fácil acceso y no quedan totalmente limpias de placa. Por ello, también es adecuado el uso del hilo dental y de los cepillos interproximales, con los que conseguiremos eliminar los restos de comida de los lugares más recónditos de nuestra boca.
Enjuague bucal con agentes antisépticos. Tras el cepillado, también es esencial enjuagarse la boca con agentes antisépticos. Con 30 segundos de uso, intentando llegar a todas las zonas de la boca, podemos prevenir posibles problemas como la gingivitis o el mal aliento. Aunque hay que recordar que el enjuague no es un sustituto del cepillado, sino que es un complemento.
Vigilar la dieta. La alimentación es parte fundamental de nuestra salud general y, por ende, también de la salud bucal. Aquello que comemos también tiene un impacto en nuestra boca y para mantenerla sana y fuerte debemos limitar el consumo de alimentos azucarados, como dulces, refrescos o pastas, y evitar los ácidos, que pueden desgastar el esmalte dental. Por lo tanto, en nuestra dieta no pueden faltar alimentos ricos en vitaminas, minerales y lácteos.
Acudir al dentista de manera regular. Es recomendable visitar al dentista una vez cada seis meses para detectar a tiempo posibles problemas en las encías y realizar una limpieza bucal. Asegurándose así de prevenir cualquier tipo de enfermedad periodontal y mantener las encías con una buena salud.
Los últimos estudios sobre salud bucal en España apuntan que alrededor de un 85% de los adultos españoles de más de 35 años presentan algún problema relacionado con sus encías. Un elevado número de la población que contrasta, en exceso, con la escasa conciencia existente acerca de las enfermedades bucales, ya que, según una encuesta de Key-Stone realizada el año pasado, el 49% de los españoles desconocen qué es una periodontitis.
Nuestras encías nos ‘hablan’. Y cuando sangran están avisando de que puede ser un signo de gingivitis. Por ello, es importante detectar a tiempo que algo no está funcionando en nuestra boca para prevenirlo, combatirlo y ponerle freno si no queremos que evolucione hacia situaciones más delicadas como una periodontitis, cuando el daño se ha extendido más allá de las encías y afecta a los tejidos de soporte del diente siendo irreversible.
Así, debemos seguir ciertas pautas para mantener sanas nuestras encías y tratar de que estas no sufran para disfrutar de una buena salud bucal.
Cepillarse bien los dientes. Existe, por norma generalizada, un mal hábito a la hora de cepillarse los dientes. Las prisas, el desconocimiento y la poca concienciación pueden jugarnos una mala pasada. Debemos asegurarnos de cepillar todas las superficies de los dientes, tanto la frontal como la trasera y la zona de masticación. Un truco que puede servirnos es dividir los dientes superiores en izquierda y derecha y los inferiores de la misma manera, para así completar los dos minutos necesarios en el lavado dental.
Hilo dental y cepillos interproximales. Más allá de un correcto cepillado, debemos tener en cuenta que las zonas entre los dientes no tienen un fácil acceso y no quedan totalmente limpias de placa. Por ello, también es adecuado el uso del hilo dental y de los cepillos interproximales, con los que conseguiremos eliminar los restos de comida de los lugares más recónditos de nuestra boca.
Enjuague bucal con agentes antisépticos. Tras el cepillado, también es esencial enjuagarse la boca con agentes antisépticos. Con 30 segundos de uso, intentando llegar a todas las zonas de la boca, podemos prevenir posibles problemas como la gingivitis o el mal aliento. Aunque hay que recordar que el enjuague no es un sustituto del cepillado, sino que es un complemento.
Vigilar la dieta. La alimentación es parte fundamental de nuestra salud general y, por ende, también de la salud bucal. Aquello que comemos también tiene un impacto en nuestra boca y para mantenerla sana y fuerte debemos limitar el consumo de alimentos azucarados, como dulces, refrescos o pastas, y evitar los ácidos, que pueden desgastar el esmalte dental. Por lo tanto, en nuestra dieta no pueden faltar alimentos ricos en vitaminas, minerales y lácteos.
Acudir al dentista de manera regular. Es recomendable visitar al dentista una vez cada seis meses para detectar a tiempo posibles problemas en las encías y realizar una limpieza bucal. Asegurándose así de prevenir cualquier tipo de enfermedad periodontal y mantener las encías con una buena salud.
Utilizamos cookies propias y de terceros para analizar el uso del sitio web y mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias sobre la base de un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas).
Puedes aceptar o rechazar todas las cookies, o configurarlas según tus preferencias.