En nuestra rutina diaria de limpieza bucal hay una zona que tiende a ser ignorada. Después de cada comida, cogemos el cepillo, le aplicamos la pasta, durante dos minutos nos limpiamos los dientes y listos. Pero ¿y la zona interdental? Un estudio realizado recientemente por la consultora Hamilton y Dentaid sentencia que el 64% de los españoles descuida la limpieza entre los dientes a diario y que únicamente utilizan el cepillo y la pasta, provocando así que su higiene bucal no sea completa.
Las cifras hablan por sí solas. Y más todavía si al dato anterior le añadimos que el 80% de las caries, la enfermedad más común en nuestras bocas, tienen su origen en la zona interdental. Teniendo en cuenta estos números, es el momento de concienciar a las personas de la importancia de utilizar más productos que el cepillo y la pasta cuando procedemos a realizar la limpieza bucal. Porque lo que pasa en nuestra boca no solo afecta a la salud bucal, sino que también tiene un impacto en la salud general.
La zona interdental, por sus características físicas, es de difícil acceso. Por ello, cuando nos limpiamos los dientes, si solo utilizamos el cepillo pueden quedar restos de alimentos y placa bacteriana; y quizá, con el tiempo, acabe derivando en la aparición de caries, de enfermedades de las encías y de mal aliento. Por lo que la prevención, que pasa por una buena higiene bucal, es el primer paso para una boca sana.
Pero no todas las zonas interdentales son iguales. Cada boca es única y tiene sus particularidades, por lo que a cada necesidad se le debe dar una respuesta y una solución. "Es indispensable escoger y usar el producto interdental adecuado según cada boca o espacio interdental, como la seda dental, el cepillo interdental o el irrigador bucal, así como adquirir el hábito de limpiarnos entre los dientes e integrarlo en la rutina de higiene bucal diaria desde edades tempranas, junto al cepillado dental y el uso de enjuagues bucales", explica Joan Gispert, director del Dentaid Research Center.
Así, en bocas con espacios interdentales estrechos, la seda, la cinta dental y el flosser (hilo dental introducido en un mango para facilitar su uso) son los productos adecuados para eliminar los restos de alimentos y la placa bacteriana. En cambio, en bocas donde los espacios entre dientes son más amplios, los cepillos interproximales, utilizándolos siempre de manera suave, son los más apropiados. Y, por último, el irrigador bucal es otro producto que además de eliminar el biofilm y los restos de comida a través de un chorro de agua, también controla la inflamación de las encías y la gingivitis, a la vez que reduce el sangrado.
Con la incorporación del uso de estos productos en nuestros hábitos de higiene bucal diaria, nuestra salud bucal y nuestra salud general mejorarán. Y los dientes y las encías lo agradecerán.
En nuestra rutina diaria de limpieza bucal hay una zona que tiende a ser ignorada. Después de cada comida, cogemos el cepillo, le aplicamos la pasta, durante dos minutos nos limpiamos los dientes y listos. Pero ¿y la zona interdental? Un estudio realizado recientemente por la consultora Hamilton y Dentaid sentencia que el 64% de los españoles descuida la limpieza entre los dientes a diario y que únicamente utilizan el cepillo y la pasta, provocando así que su higiene bucal no sea completa.
Las cifras hablan por sí solas. Y más todavía si al dato anterior le añadimos que el 80% de las caries, la enfermedad más común en nuestras bocas, tienen su origen en la zona interdental. Teniendo en cuenta estos números, es el momento de concienciar a las personas de la importancia de utilizar más productos que el cepillo y la pasta cuando procedemos a realizar la limpieza bucal. Porque lo que pasa en nuestra boca no solo afecta a la salud bucal, sino que también tiene un impacto en la salud general.
La zona interdental, por sus características físicas, es de difícil acceso. Por ello, cuando nos limpiamos los dientes, si solo utilizamos el cepillo pueden quedar restos de alimentos y placa bacteriana; y quizá, con el tiempo, acabe derivando en la aparición de caries, de enfermedades de las encías y de mal aliento. Por lo que la prevención, que pasa por una buena higiene bucal, es el primer paso para una boca sana.
Pero no todas las zonas interdentales son iguales. Cada boca es única y tiene sus particularidades, por lo que a cada necesidad se le debe dar una respuesta y una solución. "Es indispensable escoger y usar el producto interdental adecuado según cada boca o espacio interdental, como la seda dental, el cepillo interdental o el irrigador bucal, así como adquirir el hábito de limpiarnos entre los dientes e integrarlo en la rutina de higiene bucal diaria desde edades tempranas, junto al cepillado dental y el uso de enjuagues bucales", explica Joan Gispert, director del Dentaid Research Center.
Así, en bocas con espacios interdentales estrechos, la seda, la cinta dental y el flosser (hilo dental introducido en un mango para facilitar su uso) son los productos adecuados para eliminar los restos de alimentos y la placa bacteriana. En cambio, en bocas donde los espacios entre dientes son más amplios, los cepillos interproximales, utilizándolos siempre de manera suave, son los más apropiados. Y, por último, el irrigador bucal es otro producto que además de eliminar el biofilm y los restos de comida a través de un chorro de agua, también controla la inflamación de las encías y la gingivitis, a la vez que reduce el sangrado.
Con la incorporación del uso de estos productos en nuestros hábitos de higiene bucal diaria, nuestra salud bucal y nuestra salud general mejorarán. Y los dientes y las encías lo agradecerán.
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